TEMA 2. FUNDAMENTO DEL PODER POLÍTICO. EL ESTADO. EL DEBATE ENTRE LA IZQUIERDA Y LA DERECHA.
ÍNDICE
I. FUNDAMENTO DEL PODER POLÍTICO
II. EL ESTADO
A. Lo que no es sinónimo de Estado
A.1 El Gobierno
A.2 La Sociedad Civil
III. EL ESTADO DE DERECHO
A. Separación de poderes
B. Principio de Legalidad y Libertad Civil
C. La Constitución. Legalidad / Legitimidad. Los derechos de las minorías y la irretroactividad de las leyes
D. Estados autoritarios y Estados democráticos: Libertad, Igualdad y Ciudadanía
IV. EL ESTADO SOCIAL DE DERECHO O ESTADO DE BIENESTAR
A. Los servicios públicos
B. La importancia de la sociedad civil
V. ORIGEN Y NATURALEZA DEL DEBATE ENTRE LA IZQUIERDA Y LA DERECHA.
I. FUNDAMENTO DEL PODER POLÍTICO.
“Yo nací en una sociedad. En ella hay una serie de normas que hay que cumplir, y si no las cumplo existen instituciones que me castigan. Pero ¿por qué he de cumplir esas normas, en qué se funda el poder que tienen los gobernantes sobre mí? Porque si ese poder no tiene ningún fundamento no estaría obligado, al menos moralmente, a obedecerlo, y podría rebelarme contra él". ¿Cuál es el fundamento del poder político?
De forma muy esquemática, hemos de decir que a lo largo de la historia del pensamiento ha habido dos grandes tipos de respuestas o teorías a este interrogante: las teorías naturalistas y las contractualistas.
Las teorías naturalistas afirman que la sociedad es consustancial a la naturaleza humana. Quizás el mejor ejemplo sea la teoría aristotélica. Según Aristóteles, la sociedad es el producto natural de la capacidad racional humana, del desarrollo interno de la dinámica de los grupos humanos y de otros caracteres naturales. El hombre es un animal político por naturaleza, y sólo en sociedad puede alcanzar su fin supremo que es la felicidad: "aquél que no puede vivir en sociedad o que no necesita nada de ella, o bien es una bestia o bien es un dios".
Si estuviéramos de acuerdo con la argumentación de Aristóteles, habría quedado demostrado el origen natural de la sociedad y del poder político, que es lo que define a la sociedad. Esto es, la diferencia entre una sociedad y una mera colección de hombres y mujeres radica en la existencia de leyes que regulan la convivencia y de poderes que velan por el cumplimiento de éstas. Quedaría aún por determinar, aunque esto nos aleja un poco de los objetivos de estas líneas, qué tipo de forma de gobierno es la más adecuada para lograr los fines de la sociedad que, recordemos, no son otros que la realización de los fines de la naturaleza humana.
Otro ejemplo de teoría naturalista es la de Platón: la sociedad tiene un origen natural y el gobernante debe ser aquél que la naturaleza haya dotado mejor para el desempeño del poder: el filósofo-rey. Por otro lado, también son naturalistas aquellas teorías que afirman que el poder del soberano tiene un origen divino.
Frente a la concepción de la comunidad como un producto natural, los contractualistas coinciden en identificar la sociedad como una realización exclusivamente humana, supuesta la individualidad y la capacidad de acción racional de todos los hombres. Hobbes es el fundador de la moderna teoría del contrato social; en Hobbes se identifican por primera vez con nitidez los elementos característicos de la teoría. Tales elementos son, básicamente: el individualismo y racionalidad naturales de los sujetos del pacto, la descripción de un "estado de naturaleza" o situación original anterior al pacto (y, por tanto, a la sociedad) que ofrece la base lógica para el mismo, y por último, el pacto social propiamente dicho, que se presenta como un acuerdo unánime que da origen a la sociedad y a alguna forma de Estado. Del enunciado de estos elementos es fácil extraer que para los contractualistas la sociedad y el Estado adquieren su legitimidad en virtud de una convención racional pactada entre individuos.
Es importante reseñar que la idea de un pacto originario más que una explicación del origen real de la sociedad, es una hipótesis filosófica que intenta explicar su fundamento racional. La argumentación podría ser tal y como la que sigue: si queremos saber si la sociedad y el Estado están fundamentados pensemos qué pasaría si los individuos vivieran en un estado presocial, en un estado de naturaleza. Si todos coincidiéramos en creer que en esa situación se estaría peor que dentro de una sociedad, habríamos demostrado la legitimidad de la sociedad y el Estado, a saber: todos hemos convenido en que es mejor vivir en una sociedad con unas leyes que ordenen la convivencia y unos gobernantes que velen por su cumplimiento, esto es, su legitimidad reside en un pacto social.
THOMAS HOBBES (1588-1679)
Hobbes concibe el hombre como un ser fundamentalmente antisocial. Ello sucede porque como los hombres tienen todos las mismas capacidades, tienen también las mismas esperanzas de conseguir los fines que apetecen. Como no pueden todos gozar de las mismas cosas, se convierten en enemigos naturales. Hay tres principales causas de disputa: la competencia, la desconfianza y el deseo de fama. La primera hace que los hombres quieran la ganancia; la segunda, que quieran la seguridad; la tercera, que quieran la reputación. En su estado natural, pues, "el hombre es un lobo para el hombre", de modo que hay (al menos en principio) una constante guerra de todos contra todos. Si se dejara que los hombres siguieran su naturaleza, la sociedad resultaría imposible; cada uno luchar por arrebatar los bienes y la reputación de los demás, y el resultado sería la continua guerra.
Con el fin de evitar esta situación de amenaza constante los individuos deben renunciar a su libertad de perjudicar a otros y transferir este poder a un gobernante. Así, pues, la sociedad se halla fundada en un contrato social, en un acuerdo mutuo de no aniquilarse. Este contrato, sin embargo, no puede persistir si no es asegurado y garantizado por un soberano que concentre el poder en sus manos. La sociedad contractual queda unida en la persona a la cual se han transferido los derechos. Esta persona puede ser un soberano o una asamblea. Ahora bien, las asambleas, lejos de asegurar la paz, la perturban por cuanto siguen manifestándose en su seno los intereses particulares. De ahí que sólo la monarquía absoluta haga viable el contrato social. Debe tenerse en cuenta, sin embargo, que el autoritarismo unipersonal no tiene nada que ver ni con el poder por derecho divino ni con la arbitrariedad. El regente de la sociedad no lo es por haberle sido otorgada una gracia. Tampoco lo es por la pura y simple fuerza. Lo es porque representa los derechos transferidos. El regente de una sociedad debe tener, sin duda, un poder absoluto, pero no para imponer su voluntad personal, sino para hacer respetar el contrato social.
Hobbes piensa que, al igual que nuestra naturaleza nos conduce inevitablemente a la constitución de una asociación pacífica, también nos exige que el orden en esa asociación sea mantenido coactivamente (como únicamente puede serlo) por un soberano unánimemente instituido. La seguridad y la paz propias de la sociedad, que son queridas por todo hombre pues permiten a todos alcanzar mejor sus fines particulares (placer, vida confortable, etc) sólo estarán garantizadas por un soberano que ejerza un poder coactivo. De modo que la sociedad, que es necesaria para la simple supervivencia de los hombres, se halla unida inevitablemente a la coacción ejercida por un soberano absoluto, como condición para su mantenimiento. El hombre como ser social está inmerso en una profunda contradicción que enfrenta a su naturaleza totalmente libre y una sociedad necesariamente coactiva.
JOHN LOCKE (1632-1704)
Locke se opuso a la teoría del derecho divino de los reyes. Según Locke, los hombres son libres e iguales en su estado de naturaleza. Por consentimiento común llegan a formar una sociedad, la cual no es, pues, el resultado de un deseo de evitar la guerra de todos contra todos de la que había hablado Hobbes, a cuya doctrina totalitaria se opuso Locke firmemente. La sociedad está fundada en un consentimiento libre, pero también en derechos naturales como el de existencia y el de propiedad. Debido a que en el estado de naturaleza no existen unas leyes objetivas a las que poder atenerse en caso de disputa y a que cada cual puede, por tanto, tomarse la justicia por su mano, este estado que en principio es de paz relativa termina convirtiéndose en uno en el que la libertad, la propia vida y las posesiones no pueden ser garantizadas de manera eficaz. En el estado natural resulta difícil una defensa racional de los derechos individuales (y, muy especialmente, del derecho de propiedad), bien porque el individuo sea incapaz de repeler por sí las agresiones de los demás, bien porque al repelerlas se exceda innecesariamente y de modo arbitrio. Es por ello por lo que los individuos convienen en convertirse en sociedad: se hace necesaria una organización política y una ley objetiva que remedie las desventajas del estado natural. A través de este pacto (explícito o implícito), los individuos renuncian a parte de su libertad, para poder gozar de ella con mayor seguridad, aceptando someterse a la voluntad de la mayoría (siempre y cuando dicha voluntad no vaya en contra de los derechos naturales del individuo). Es importante señalar que la tarea de la sociedad civil no es limitar los derechos de los ciudadanos; por el contrario, es proteger esos derechos para que los ciudadanos estén en posición de disfrutar mejor de estos derechos.
Fundamental en la doctrina política de Locke es su teoría del gobierno como gobierno representativo; los miembros del gobierno son aquellos a quienes los que componen la sociedad han confiado el poder o el derecho de dirigir a los gobernados para el bien de la comunidad y de cada uno de sus miembros. Como la sociedad, el gobierno es, o debe ser, resultado del consentimiento libre de los individuos que forman la sociedad y no debe nunca hollar los derechos fundamentales de estos individuos, sino protegerlos.
Locke divide el poder del gobierno en tres poderes, cada uno de los cuales da lugar a una rama de gobierno: el poder legislativo o de elaborar y aprobar las leyes (es el fundamental), el ejecutivo (que incluye al judicial) y el federativo (que es el poder de declarar la guerra, concertar la paz y establecer alianzas con otras comunidades). Mientras el gobierno siga siendo expresión de la voluntad libre de los miembros de la sociedad, la rebelión no es permitida: es injusta la rebelión contra un gobierno legal. Pero la rebelión es aceptada por Locke en caso de disolución de la sociedad y cuando el gobierno deja de cumplir su función y se convierte en una tiranía.
JEAN JACQUES ROUSSEAU (1712-1778)
Rousseau participó del ambiente cultural de la Ilustración y va a considerar que el ser humano en el estado de naturaleza no es violento ni antisocial como había planteado Hobbes. Antes bien, Rousseau es partidario de la idea del “buen salvaje”, el ser humano en el estado de naturaleza vive conforme a sus instintos y vive en una armonía razonable con sus semejantes. En su opinión, el origen de todos los males de la sociedad comienza con la propiedad privada:
“El primer hombre a quien, cercando un terreno, se la ocurrió decir ‘esto es mío’ y halló gentes bastante simples para creerle fue el verdadero fundador de la sociedad civil. Cuántos crímenes, guerras, asesinatos; cuántas miserias y horrores habría evitado al género humando aquel que hubiese gritado a sus semejantes, arrancando las estacas de la cerca o cubriendo el foso: ‘¡Guardaos de escuchar a este impostor; estáis perdidos si olvidáis que los frutos son de todos y la tierra de nadie!’”( J.J. Rousseau. Discurso sobre la desigualdad).
Sin embargo, es imposible regresar al estado de naturaleza, lo único que podemos hacer es refundar la sociedad sobre nuevos principios, hacer un contrato social. Tal pacto consiste en “hallar una forma de asociación que defienda y proteja de toda la fuerza común a la persona y a los bienes de cada asociado, y en virtud de la cual, al unirse cada uno a todos, no obedezca más que a sí mismo y quede tan libre como antes” (J.J. Rousseau .El contrato social).
¿Cómo se consigue un pacto en el que el individuo quede tan libre como antes de éste? Sometiéndonos a la voluntad general. Para entender qué significa este pacto Rousseau distingue entre voluntad de todos y voluntad general. La voluntad de todos no es más que la suma de voluntades particulares, es decir, muchos coinciden en un interés particular. La voluntad general, sin embargo, representa el bien común, por tanto el de todos y es expresión de la libertad moral. Según Rousseau, cuando me someto a la voluntad general, aun cuando vaya en contra de mi interés particular, soy más libre que cuando hago lo que me interesa porque estoy haciendo lo que mi razón me dice que es bueno para todos, incluyéndome a mí, por eso, sostiene Rousseau, “cualquiera que se niegue a obedecer la voluntad general será obligado a ello por todo el cuerpo social: lo cual no significa otra cosa sino que se le forzará a ser libre” (J.J. Rousseau .El contrato social).
El poder fundamental es el legislativo y pertenece al pueblo, con lo que ningún ser humano deberá obedecer a otro, sino a las leyes que son sagradas por ser expresión de la voluntad general.
II. EL ESTADO
Entendemos por Estado el conjunto de personas e instituciones que tienen el poder político, es decir, el conjunto de personas que tienen capacidad para recaudar y distribuir la riqueza común, para distribuir los derechos y deberes de todos y cada uno de los miembros de los miembros del estado y para hacerlos cumplir. Dicho más brevemente: es el conjunto de personas e instituciones que tienen los poderes legislativo, judicial y ejecutivo.
Ejercicio 1: Busca en qué consiste cada uno de los tres poderes.
Otro modo de definir el Estado muy habitual desde que así lo hiciera el filósofo Max Weber en el siglo XIX, es caracterizándolo como aquel que tiene el monopolio del uso legítimo de la violencia. Es decir, solo las fuerzas de seguridad del Estado – hoy en día: policía, guardia civil, ejército- pueden emplear la violencia contra algún ciudadano.
Ejercicio 2:
a) Imagínate que estás en clase y viene un policía, con autorización judicial, a llevarse a algún alumno o alumna, contra la voluntad de éste. ¿Qué crees que debería hacer la profesora?
b) Ahora imagínate que viene una persona cualquiera al aula a llevarse a algún alumno contra su voluntad –y no es ni la madre ni el ni padre. ¿Qué crees que debería hacer la profesora?
Dos aspectos debemos considerar acerca del uso exclusivo de la violencia:
- Aunque cada vez sean más frecuente las “organizaciones de seguridad privadas” , esto es “los seguritas”, éstas deben en todo momento operar bajo unas estrictas normas marcadas también por el Estado.
- Toda violencia ejercida por individuos o grupos ajenos al Estado, será considerada como criminal y será por tanto, perseguida y sancionada. Si el objetivo de dicha violencia es privado, por ejemplo enriquecerse o vengarse, el crimen será considerado un “delito común”. Si el objetivo es político, será considerado como “delito político”, una de cuyas facetas es el terrorismo, cuando existe violencia física (es decir, también puede darse un delito político no terrorista si, por ejemplo, manipulamos unos resultados electorales o espiamos a otro partido). Es decir: podemos definir el terrorismo como todo acto de violencia física no realizado por el Estado y dirigido a un objetivo político.
II. A. Lo que no es sinónimo de Estado
IIA.1. EL ESTADO Y EL GOBIERNO
¿Es lo mismo el Estado que el Gobierno de una nación? Definitivamente no, y no debemos confundirlos. Son instituciones relacionadas, pero distintas. El Estado se estructura en diversos organismos o instituciones. El Gobierno es el que se encarga de hacer efectivas las leyes, esto es, el que tiene el poder ejecutivo. El poder legislativo, en nuestras democracias, lo tiene el Parlamento. Y el judicial los Tribunales de Justicia. También son parte del Estado las Comunidades Autónomas, las Instituciones Provinciales, Ayuntamientos, etc.
IIA.2. EL ESTADO Y LA SOCIEDAD CIVIL
También sería erróneo considerar que el ámbito de lo público en una sociedad coincide exclusivamente con el Estado. Entre el nivel privado y el Estado se encuentra lo que llamamos “sociedad civil”.
La sociedad civil es el conjunto de asociaciones e instituciones que, sin pertenecer al Estado, tienen relevancia pública. Por ejemplo, forman parte de dicha sociedad: las ONGs, asociaciones de vecinos, iglesias de diversas confesiones, asociaciones profesionales, sindicatos...
III. EL ESTADO DE DERECHO
Ahora bien: si el Estado es el único que puede emplear la fuerza física, ¿Quién nos defiende del Estado? Si el Estado puede dictar leyes, juzgar a las personas decidiendo si las han cumplido o no, y obligar a cumplir las penas que imponga, ¿Cómo hacer para que el Estado -quienes tienen los poderes antedichos- no abuse de los ciudadanos?
La respuesta es: mediante la separación de poderes, el principio de legalidad y la existencia de una ley máxima y declaración de principios morales llamada Constitución. Así obtenemos lo que llamamos un Estado de Derecho.
A. La separación de poderes consiste, como sabes, en que sean personas distintas las que detenten los tres poderes del Estado: legislativo, ejecutivo y judicial. De tal manera, que los jueces no puedan juzgar a su antojo, sino conforme a las leyes que previamente hayan dictado los políticos. Y de tal manera que los políticos puedan ser juzgados por sus delitos por otros jueces. Y de manera que quienes ejecutan las leyes -funcionarios de todo tipo, incluyendo las fuerzas de seguridad del Estado, policía, guardia civil y ejército- tengan que obedecer en todo momento las leyes dictadas por los políticos, y puedan ser juzgados si no lo hacen correctamente.
B. El principio de legalidad dice que quienes tienen el poder, que el Estado, no puede hacer absolutamente nada que no esté previamente recogido en las leyes. Ni en la Edad Media (con el feudalismo) ni en la Edad Moderna (con las monarquías absolutas) existía este principio de legalidad. Sólo a partir de la Edad Contemporánea se empieza a conseguir limitar el poder del Estado para que solamente cumpla lo que a partir de las Revoluciones Norteamericana y Francesa se considera que es su función: proteger los derechos de los individuos.
Es decir: A partir de finales del siglo XVIII (el Siglo de las Luces, de la Ilustración), se considera que la autoridad estatal debe estar sometida al Imperio de la Ley.
Quizá el autor más importante en el ámbito del Derecho sea Cesar Beccaria, que en su obra De los Delitos y las Penas (1764) defiende este principio en contra de la arbitrariedad de los jueces; sin embargo el aforismo más conocido es de P.J. Feuerbach: Nulla poena sine lege; o, para decirlo entera: Nullum crimen, nulla poena sine praevia lege.
Ejercicio 3:
Si la ley marca que una persona en paro debe cobrar cierta cantidad durante ocho meses, ¿Crees que el funcionario que gestiona su caso puede decidir pagarle menos? ¿y pagarle más?
C. La Constitución. Legalidad / Legitimidad. Los derechos de las minorías y la irretroactividad de las leyes
Ahora bien: Una cosa es que el estado solo pueda operar conforme a lo que marcan las leyes y otra muy distinta es que esas leyes sean “justas”, “legítimas”. Un acto será o no legal dependiendo si está o no en concordancia con el sistema jurídico de un país; pero será o no legítimo si está en concordancia con la justicia y la moral. Es muy importante, por tanto, distinguir entre legalidad y legitimidad: la pena de muerte es legal en muchos países, y sin embargo muchos estiman que no es legítima; y viceversa: el matrimonio homosexual es ilegal en muchos países, y sin embargo muchos piensan que es legítimo.
Para garantizar la legitimidad de las leyes, o del sistema legal y jurídico, a partir del siglo XVIII se empiezan a proponer dos mecanismos: la existencia de una Constitución y el principio de representatividad.
La Constitución (del latín cum, “con, conjuntamente”, y statuere, “establecer”), a veces llamada también Carta Magna,es la ley máxima que regula y estructura el funcionamiento de un estado de derecho. Es un documento escrito en el que se fijan los principios morales fundamentales en los que se apoya el estado, y menciona de forma explicita los derechos individuales y colectivos a cuya protección está orientado todo el sistema jurídico de una nación. Establece también las relaciones y procedimientos para que se articulen los tres poderes del estado entre sí.
Para la protección de los derechos, fija también lo que no es votable: los derechos de las minorías y la irretroactividad de las leyes.
Así, por lo menos en teoría, el Estado existe para defender la paz entre los individuos, su vida, su integridad física, su libertad y su propiedad, poniendo al servicio de estos intereses su fuerza coactiva, sin necesidad de que los individuos tengan que estar defendiéndose por sí mismos.
Esto es: el Estado existe para defender nuestros derechos, para que sean reconocidos por todos los demás individuos; para que se reconozca la diferencia entre agresión y defensa, y exista una fuerza enorme –la de los cuerpos represivos del Estado, las que llamábamos sus fuerzas de seguridad- para apoyar nuestra defensa.
De esta manera, el Estado de Derecho está no solo para evitar los conflictos entre los ciudadanos o con los otros países, sino para proteger sus derechos y conseguir que exista libertad -siempre que no se atente contra la libertad de otro- e igualdad ante la ley e igualdad de oportunidades.
Como señala Adela Cortina, tal vez el mayor logro de la política se resuma en la concepción del individuo como un sujeto de derechos que deben ser respetados y protegidos. Sin el reconocimiento de esos derechos, el individuo no podría ser libre, pero para serlo y ver garantizados sus derechos, ha de someterse a ciertas coacciones. Dicho de otra forma, la vida en común no es posible sin normas comunes, siendo el último fin de las normas el respeto a las libertades individuales.
IV. EL ESTADO SOCIAL DE DERECHO O ESTADO DE BIENESTAR
A. Los Servicios Públicos
Pero, como te puedes imaginar, si alguien no tiene dinero para pagarse el médico, y tienen problemas de salud, no podrá trabajar; y si no puede trabajar, no podemos decir que tenga “igualdad de oportunidades” para llevar una buena vida. O, si llega a la vejez y no ha podido ahorrar aunque haya trabajado, no podremos decir que sea “libre”, si no tiene para comer. O si no ha tenido una educación que le permita saber, por ejemplo, los efectos de las drogas, tampoco podemos decir que sea libre al decidir si tomarlas o no; por no hablar de la libertad política: si uno no entiende los discursos políticos por falta de vocabulario o por no haber desarrollado la capacidad de atención, ¿a qué vota cuando vota?
De aquí nace la idea de lo que llamamos Estado Social de Derecho o Estado de Bienestar (son sinónimos): Es aquel en el cual la sociedad, colectivamente, asume la responsabilidad de subvenir las necesidades básicas e imprescindibles para que puedan existir la libertad e igualdad de oportunidades y ante la ley, de modo efectivo; es decir, con el dinero de los impuestos de todos, se facilitan unos servicios que se consideran indispensables para que la libertad, la igualdad de oportunidades y la igualdad ante la justicia sean efectivas, y no solo palabras bonitas vacías de contenido.
Ejercicio 5:
Escribe al menos cinco servicios públicos que en España aporta el Estado, por lo que podemos considerar a nuestro país como un Estado Social de Derecho.
B. La importancia de la sociedad civil en el Estado Social de Derecho
Ejercicio 6:
Redacta este apartado apoyándote en los apuntes de clase y en la información que puedas conseguir en enciclopedias o diccionarios especializados. Pon ejemplos de leyes de las que pienses que puede decirse que han cambiado gracias al trabajo de diferentes (y concretas) organizaciones de la sociedad civil.
Ejercicio 7:
Señala, aproximadamente, cuándo se implantan los diferentes tipos de Estado en Occidente.
V. EL DEBATE EN TORNO A LA IZQUIERDA Y DERECHA POLÍTICA
Constantemente escuchamos en los medios de comunicación que tal partido es de izquierda o de derecha, pero ¿qué importancia tienen esos calificativos? y, sobre todo, ¿qué significan?
Hemos visto que un estado de derecho significa el imperio de la ley, es decir, que todos estamos sometidos a la ley y que la ley es igual para todos. Ahora bien, que la ley sea la misma para todos no significa que a todos nos beneficie por igual. Por ejemplo, buena parte de las mujeres nacidas en la década de los 30 y 40 en España no han podido acceder a un empleo remunerado porque en esa época se pensaba que el lugar de una mujer era la casa y que era el hombre el que tenía que sostener económicamente a la familia. Sin embargo, esas mujeres han trabajado y mucho cuidando a sus hijos, enfermos y personas mayores, haciendo las tareas del hogar, etc. A la edad de la jubilación esas mujeres no pueden cobrar ninguna pensión ya que no han cotizado para la Seguridad Social; sólo en el caso de demostrar que no tienen ningún tipo de ingreso pueden acceder a una pensión no contributiva, o en el caso de viduedad, a una pensión de viduedad. Evidentemente, a todas esas mujeres la ley actual no les beneficia y sí una que reconociera todo ese trabajo y le ofreciera una pensión de jubilación.
Por otro lado, pensemos en alguien con mucho dinero que no hace uso de la sanidad y educación públicas. Esa persona paga con sus impuestos una sanidad y educación que no disfruta y, por lo tanto, es normal que piense cada vez que tiene que pagar el impuesto de la renta que le están robando lo que ha trabajado para mantener a otras que no se esfuerzan y trabajan y que quieren “vivir del cuento”.
Los representantes políticos que se eligen en las elecciones son los que legislan y los que gobiernan, los que deciden cuáles son las prioridades, en qué se invierte el dinero público, cómo se distribuye, etc. Existen muchos criterios para poder clasificar las ideologías políticas y excede los objetivos de este tema entrar en cuál es la mejor, si tiene sentido hacer una clasificación, si vivimos en una época donde se ha demostrado que las democracias capitalistas han triunfado frente a experiencias como las del socialismo, si la díada izquierda y derecha ha sido superada y es mejor hablar de casta-pueblo, o de conservadores y reformistas, o de conflicto entre nacionalidades, o de alianza o choque entre civilizaciones ... Lo que es innegable es que ha sido la clasificación que mayor éxito histórico y teórico ha tenido y la que seguramente mejor explique la diversidad de intereses que se juegan en la política.
V.I FUNDAMENTO DE LA DISTINCIÓN
Es sabido que la distinción entre izquierda y derecha surge en la Revolución Francesa debido a que los que votaron a favor de mantener los derechos y prerrogativas del rey estaban a la derecha del presidente y los que votaron en contra a la izquierda. Así el término "izquierda" quedó asociado a las opciones políticas que propugnaban el cambio político y social, mientras que el término "derecha" quedó asociado a las que se oponían a dichos cambios. Pero más allá de lo anecdótico, ¿cuál es el fundamento de dicha distinción?
Siguiendo a Norberto Bobbio, la esencia de la distinción entre las izquierdas y las derechas (pues hay graduaciones en ambas) es la diferente actitud que las dos partes muestran sistemáticamente frente a la idea de igualdad. Aquellos que se declaran de izquierdas dan mayor importancia en su conducta moral y en su iniciativa política a lo que convierte a los seres humanos en iguales, o las formas de atenuar y reducir los factores de desigualdad que en lo fundamental son sociales. Los que se declaran de derechas están convencidos de que las desigualdades son un dato ineliminable y fruto de la naturaleza (bien sea su inteligencia, capacidad, esfuerzo, tenacidad, etc), y que al fin y al cabo ni siquiera deben desear su eliminación.
Otra díada alternativa para clasificar las ideologías políticas es la de extremismo versus moderación. Esta distinción se refiere no al concepto de igualdad sino al de libertad. Según Bobbio, esta distinción no sirve para distinguir entre izquierda y derecha porque existen movimientos libertarios y autoritarios tanto a la derecha como a la izquierda. El criterio de la libertad sirve para distinguir el universo político no tanto respecto a los fines como respecto a los medios o al método empleado para conseguir los fines.
De la conjunción de libertad e igualdad extrae el filósofo italiano un espectro político con cuatro categorías:
a) La extrema izquierda. Movimientos y doctrinas a la vez igualitarios y autoritarios (dictaduras comunistas)
b) El centro izquierda. El socialismo liberal y la socialdemocracia. Movimientos y doctrinas a la vez igualitarios y liberales.
c) El centro derecha. Partidos conservadores que son fieles al método democrático, pero que se detienen en la igualdad ante la ley, que implica únicamente el deber por parte del juez de aplicar las leyes de una manera imparcial. Movimientos y doctrinas liberales y a la vez desigualitarios.
d) La extrema derecha. Movimientos y doctrinas a la vez antiigualitarios y autoritarios (el fascismo).
V.II UN POCO DE HISTORIA
La situación hasta la Segunda Guerra Mundial
Para comprender mejor el debate actual entre la izquierda y la derecha debemos situarlo en su devenir histórico.
Aunque el debate entre la izquierda y la derecha de ningún modo podemos decir que comience con Marx, sin lugar a dudas, este autor es el referente teórico principal de la mayor parte de las luchas obreras desde mediados del siglo XIX. De forma muy resumida, para Marx el capitalismo es un sistema de explotación basado en el mercado.
Según Marx, la sociedad capitalista está formada por clases que se definen en función de la posición que se ocupa respecto a la propiedad de los medios de producción. Si bien hay más clases, el capitalismo tiende hacia la polarización de la sociedad en dos clases: la clase propietaria de los medios de producción (la burguesía) y la no propietaria (el proletariado, que sólo posee su fuerza de trabajo).
Por tanto, en el capitalismo, la clase propietaria explota, a través de la apropiación de la plusvalía, a la clase proletaria. Pero además de explotar económicamente, la burguesía también domina políticamente al proletariado. La clase propietaria es asimismo la clase dominante. En toda sociedad se generan una serie de instituciones (sistema jurídico, el ejército, etc.) tendentes a legitimar y salvaguardar el orden existente, las relaciones de producción existentes: en el caso del capitalismo la propiedad privada, el libre mercado, etc. Es interesante hacer notar que para Marx el Estado es ilegítimo y podemos y debemos rebelarnos contra él, no se funda en ningún contrato social y es una forma de violencia ilegítima.
Estas instituciones sirven a los intereses de la clase dominante, de la clase capitalista, y perjudica los de los proletarios. En la medida que el proletariado asuma estas instituciones e interiorice los valores de la clase dominante, no habrá peligro de que los obreros se rebelen frente a la explotación. Es por ello que uno de los objetivos fundamentales de la obra de Marx es generar conciencia de clase, esto es, reconocer que se pertenece a la clase obrera y de que los intereses de ésta son antagónicos respecto a los de la burguesía.
Según Marx, el capitalismo funciona por ciclos. En los momentos de crisis el capitalismo como modo de producción no se ve amenazado; lo único que sucede en esas crisis es que cambia la composición de los capitalistas ya que la crisis expulsa a los capitalistas menos competitivos. Este fenómeno produce un proceso de concentración y centralización del capital, hay una tendencia hacia el monopolio del capital. Este proceso va acompañado por otro paralelo: la pauperización creciente del resto de la población. Las crisis se caracterizan por un aumento del desempleo y por el arruinamiento de los pequeños y medianos capitalistas. Las crisis se producen por una sobrecarga de productos que no se pueden vender.
Lo que se produce después de cada crisis es una polarización de las clases, cada vez los ricos son menos en número pero más ricos, y los pobres son más en número y más pobres. Esta contradicción fundamental es la que hará que el capitalismo desaparezca.
Partiendo de este análisis y teniendo en cuenta las grandes diferencias que existían entre los distintos movimientos de izquierda (anarquismo, comunismo, socialdemocracia), todos compartían que el objetivo era eliminar la propiedad privada.
La situación desde la Segunda Guerra Mundial hasta la caída del Muro.
Después de la Segunda Guerra Mundial, el mundo queda dividido en dos bloques, el capitalista y el comunista. En las democracias occidentales se implanta y desarrolla el estado de bienestar. La idea del estado de bienestar es garantizar a toda la población unos mínimos que suelen incluir sanidad, educación y prestaciones sociales de diverso tipo (invalidez, desempleo, jubilación, situaciones de riesgo social, vivienda, etc). Los motivos del desarrollo de este tipo de políticas son dobles. Por un lado, los cambios en la producción y avances tecnológicos propicia la producción en masa para el que hace falta un gran mercado. Si los trabajadores son tan pobres que sólo tienen para subsistir, como en el siglo XIX, ¿quién compra tal cantidad de productos? El estado de bienestar permite crear una gran masa de productores y consumidores.
Por otro lado, no debemos olvidar que el fantasma del comunismo en esta época es muy real y que lo que lleva a las masas a la revolución no es sino la pobreza extrema y la injusticia. El estado de bienestar viene a reducir esa tendencia preconizada por Marx de la polarización de las clases en el capitalismo, creando una amplia clase media y reduciendo, por tanto, la conflictividad social.
El debate entre la izquierda y la derecha ha cambiado, ya no es propiedad privada sí o no, sino más estado de bienestar o menos. De forma general, los partidos de izquierda van a proponer desarrollar el estado de bienestar incluyendo más prestaciones o que ampliando a más colectivos las existentes, y los partidos de derecha reducir dichas prestaciones y fomentar la iniciativa privada, que no sea el estado el que garantice ciertos servicios sino que se gestionen a través del mercado.
¿Cómo se financia el estado de bienestar?
A través de los impuestos y de la deuda pública, básicamente. Existen dos tipos de impuestos: los directos y los indirectos. Los impuestos directos son progresivos, es decir, el que gana más paga más y el que tiene menos paga menos, por ejemplo, el impuesto que grava los rendimientos del trabajo. La persona que gana 3000 euros paga un porcentaje mayor que el que gana 800 euros.
Los impuestos indirectos son iguales para todos y gravan el consumo, por ejemplo el IGIC. Si alguien compra un coche, parte de lo que está pagando son impuestos, pero el coche le cuesta lo mismo a la persona que gana 3000 que a la que gana 800 euros.
En general las políticas de izquierda van a proponer aumentar los impuestos, especialmente los directos, y las de derecha reducirlos, especialmente también los directos. Para unos, si el estado recauda más dinero puede distribuir más la riqueza para paliar las desigualdades. Para los otros, si se disminuyen los impuestos se fomenta la iniciativa privada, ya no es el estado el que me va a garantizar ciertos servicios sino yo con mi esfuerzo, y la generación de empleo ya que los empresarios si ganan más, más invertirán para seguir creciendo.
La situación actual: la crisis del estado de bienestar.
En la actualidad, desde los años ochenta, se ha hablado de la crisis del estado de bienestar, crisis que para algunos no es real y no es más que una estrategia del pensamiento conservador y neoliberal. Las causas que se aducen para hablar de esta crisis son las siguientes:
a) Envejecimiento de la población. Debido a la disminución de la natalidad y aumento de la esperanza de vida (debida también a las mejoras en la calidad de vida producida por el propio estado de bienestar), la población sobre la que recae el gasto público es cada vez menor y cada vez mayor la cantidad de personas que se benefician del sistema de pensiones y que más uso hacen de la sanidad y durante más años.
b) Ineficacia de la gestión pública. Cualquier servicio público genera una gran burocracia que conlleva un gasto importante lo que supone que del total del dinero destinado no llegue al ciudadano sino una parte.
c) Mal uso y abuso de los servicios públicos por parte de la ciudadanía (becas que no se aprovechan para estudiar, cobrar el paro y estar trabajando, ocupar una plaza en FP y no asistir, gasto farmacéutico, ir a urgencias cuando no es una urgencia, etc).
d) Los subsidios desincentivan la ocupación de empleos mal remunerados o temporales. Esto lleva a que el precio de la mano de obra aumente y las empresas se deslocalicen, es decir, se vayan a producir a países donde la legislación laboral sea más flexible y donde el precio de la mano de obra sea menor.
Ante esta situación se proponen diversas soluciones. Desde el pensamiento más conservador se propone eliminar o reducir el estado de bienestar al mínimo y privatizar servicios.
Otra propuesta va en la dirección de privatizar la gestión, no el servicio. En Sanidad y Educación, por ejemplo, consistiría en fomentar los conciertos.
Quedaría otra que sería la de mantener todo como hasta ahora para lo que habría que aumentar los ingresos del estado, bien aumentando los impuestos o mejorando la recaudación acabando con el fraude fiscal.
Una propuesta alternativa novedosa que últimamente está teniendo cierto eco en el debate político es el de la renta básica universal. La red mundial para la renta básica la define como una renta incondicionalmente garantizada a todos de forma individual, sin necesidad de una comprobación de recursos o de estar realizando algún tipo de trabajo. Es una forma de renta mínima garantizada que difiere de las que existen actualmente en varios estados europeos en tres importantes sentidos: primero, es pagada a los individuos y no a los hogares; segundo, es pagada independientemente de otras fuentes de renta; finalmente, es pagada sin requerir el desempeño de ningún trabajo o de la voluntad de aceptar un empleo ofrecido.
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