domingo, 6 de diciembre de 2015

El Cantar del mio Cid

Como puede advertirse, el Cantar de mio Cid ofrece una versión de los años finales del Cid que arranca del primer destierro, pero es bastante más fiel en líneas generales a lo sucedido a partir de 1089, siempre con mucha libertad de detalle. Además, todo lo relativo a los matrimonios entre las hijas del Cid y los infantes de Carrión que es claramente ficticio. La proporción de historia y poesía ha sido un importante argumento en los intensos debates sobre la identidad del autor del Cantar y su fecha exacta de composición.

En las posturas mas cercanas se sitúa la interpretación de Colin Smith, quien defendía que el colofón del manuscrito del Cantar de mio Cid transmitía tanto su fecha de composición, 1207, como el nombre de su autor, Per Abbat, al que identificó con un abogado burgalés en ejercicio a principios del siglo XIII. Su autor sería, pues, un culto jurisperito, que conocería la vida del Cid a través de documentos de archivo y cuya obra no sólo no debería nada al estilo tradicional, sino que sería el primer poema épico castellano, una innovación literaria inspirada en las chansons de geste francesas y en fuentes latinas clásicas y medievales. En sus últimos trabajos, Smith matizó algo estas posturas, reconociendo que Per Abbat era probablemente el copista y no el autor del poema, el cual sería, de todos modos, un hombre culto y entendido en leyes, que compuso su obra cerca de 1207 y que posiblemente no inventó el género épico castellano, aunque sí lo renovó profundamente. Aunque su identificación del autor apenas cuenta hoy con partidarios, la crítica admite en general su datación tardía del poema, estando también bastante extendida su visión de un poeta culto que compuso su obra por escrito.
Los personajes principales son Rodrigo Díaz de Vivar el Cid Campeador, El Rey Alfonso VI de Castilla, Minaya (Alvar Fáñes).
Y los personajes secundarios son Martín Antolinez, Pedro Bermúdez ,Muño Gustioz, Los Infantes de Carrión (Diego y Fernando), Las Hijas del Cid (Doña Elvira y Doña Sol), Doña Jimena esposa del Cid, García Ordóñez.

Resumen del poema y las partes que componen el poema:

Cantar primero: El destierro. El Cid es acusado por algunos envidiosos de haberse guardado parte de los tributos de los reyes moros de Andalucía, es desterrado por el rey Alfonso. El Cid parte de Vivar hacia Burgos aquí nadie le da refugio ya que el rey Alfonso ha dicho que aquel que le de refugio al Cid perderá sus bienes, y además los ojos de la cara y aun el cuerpo y el alma; pero Martín Antolinez le da refugio y abastece a los huéspedes del Cid. Estratagema para conseguir oro y plata de los judíos Raquel y Vidas, a quienes engaña con dos arcas de arena. En el monasterio deja a Jimena su esposa y a su dos hijas. Gana a los moros los territorios de Castejón y Alcocer. Hace suya la región de Barcelona. En las montañas de Morella, combate al conde Remont de Barcelona, al que toma prisionero. Gana la espada Colada y al cabo de tres días libera al conde.

Cantar segundo: Las bodas de las hijas del Cid. El Cid marcha sobre Valencia y conquista Jérica, Onda, Almenar y Murviedro. El Cid conquista Valencia, envía a Minaya con cien caballos para el rey y solicita dejar a Doña Jimena y a sus hijas que acompañen al Cid a Valencia, el rey perdona al Cid y deja salir a su familia. El rey de Marruecos cerca Valencia, pero el Cid lo derrota. La riqueza despierta la codicia de lo infantes de Carrión que solicitan en matrimonio a las hijas del Cid. El rey y el Cid se encuentran a la orilla del río tajón y se reconcilian. En valencia se celebran las bodas de las hijas del Cid Campeador.


Cantar Tercero: La afrenta de Corpes. Los infantes de Carrión dan muestra de cobardía frente a los guerreros del Cid, son objeto de burla y deciden vengarse. Los infantes piden al Cid dejar que lleven a sus esposas a Carrión para enseñarles sus heredades, el Cid le da a sus yernos dinero y las espadas Colada y Tizona. En venganza los infantes maltratan a sus esposas y las dejan en el robledal de Corpes abandonadas. Enterado el Cid del agravio, solicita justicia al rey, este convoca Cortes en Toledo. Los infantes devuelven el dinero y las espadas al Cid. Llegan dos mensajeros pidiendo las manos de las hijas del Cid para los infantes de Navarra y de Aragón. Con este segundo matrimonio, el Cid se emparienta con los reyes de España.

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